¿Y ahora, qué será de mi vida?
¿Por qué se fue? ¿Fue mi culpa? ¿Y si hubiera hecho algo más para salvarlo? ¿Por qué no pudimos disfrutar más tiempo? Estas son algunas de las preguntas que pasaron por mi mente y me acompañaron por mucho tiempo cuando perdí a mi papá.
Al inicio es difícil continuar y no hay palabras que puedan aliviar ese dolor. La relación que tenías con esa persona, esa protección, ese tiempo que pasabas a su lado ¿A dónde va? ¿Con qué te quedas? Y la verdad es que esta etapa es muy personal y no hay fórmulas mágicas para superarla en un tiempo determinado. Cada persona lo asimila de diferente manera y esto puede tomar meses o años y eso está muy bien; tomarte el tiempo necesario para ese espacio ¡No te preocupes y tampoco te compares!
En mi afán de “superar el duelo” y continuar con mi vida, me olvidé de algo ¡De sentir!
Me olvidé de sentir mi dolor y aceptar que estaba ahí, pero la vida es maravillosa y me presentó situaciones que me permitieron “darme cuenta” que tenía que hacer ajustes en mí para aceptar, soltar ese dolor y continuar de manera más sana. Aún me duele la pérdida de mi papá, pero sabes, ya no lo recuerdo desde el dolor, sino desde el amor. Ese amor infinito que somos y que nos acompaña a todas partes y te saca una sonrisa al recordar lo mejor de ese ser querido.
¡No te quedes con ese nudo en la garganta! Exprésalo, acepta que te duele, desahógate en tu intimidad o con alguien que te escuche sin juicios y verás que poco a poco ese dolor se empieza a transformar. Ese dolor empezará a perder peso y será más ligero con el tiempo.
Encontré a estos maravillosos mentores quienes hablan con mucho amor y respeto sobre este proceso, espero que te ayude en el tuyo.
¡Revisa su contenido! Seguramente hay algo esperando por ti
Dr. Mario Alonso Puig
Dra. Elsa Lucía Arango
Dra. Elsa Lucía Arango
Dra.Elsa Lucía Arango